Empezando por el principio, al abordar el tema del cuerpo humano nos dimos cuenta de que cada uno de nosotros era diferente de los demás.
Algunos de nosotros somos altos, otros un poco más bajitos, unos con el pelo rubio y otros con el pelo castaño. Nuestros ojos también tienen diferente color, en concreto el iris que es la parte coloreada que nos aporta esta característica física tan especial.
Decidimos experimentar con nuestro cuerpo y comprobar in situ algunos datos. Como si de una consulta médica se tratará, nos medimos y nos pesamos y apuntamos todos los datos en la pizarra.
Para que los resultados fueran más fiables, nos descalzamos y nos colocamos en la cinta métrica para medir nuestra altura.
Además, conocimos y cantamos la canción del Gusanito Medidor. Fue divertido porque disfrutamos de la música, jugamos a hacernos cosquillas y aprendimos que aunque el gusano cuente en "gusanitos", nosotros medimos utilizando los centímetros para ver la distancia entre la cabeza y los pies.
Os dejo un vídeo con el audio de la canción:
Pero también nos pesamos, haciendo uso de la báscula y mirando los números que marcaba cuando nos subíamos encima.
Y tras anotar los datos, hemos organizado la información en clase, en forma de gráficos. Vimos quién era el más alto, quién era el más bajo y en qué orden nos colocamos en función de nuestra altura y peso.
¡Ah, y lo más importante! Nos hemos dado cuenta que no importa ser más alto o más bajito, que lo importante es estar feliz con cómo somos cada uno de nosotros!
Feliz no implica ser perfecto, y por ello os dejo un cuento que trabaja la autoestima en relación al aspecto físico, su título Orejas de mariposa, de Luisa Aguilar y André Neves, y editorial Kalandraka.
¡Ser diferente es mejor!