Los cuentos maravillosos o cuentos de hadas han sido un clásico en la educación desde que el mundo es mundo.
Los abuelos siguen relatando estas mismas historias a los nietos, y se reeditan y se renuevan los clásicos que fueron transmitidas de generación en generación desde siglos atrás.
Muchas veces, los cuentos maravillosos eran concebidos como una fuente de entretenimiento, pero además, estas muestras de la tradición oral, encierran muchos tesoros bajo su típica estructura y sus característicos personajes.
En una sociedad moderna como la que nos encontramos inmersos, podríamos llegar a pensar que este tipo de historias ya están pasadas de moda, que no "enganchan" al público infantil. Pero probad a narrar La Cenicienta o La serpiente de siete cabezas y el castillo de Irás y no Volverás en un aula de infantil, y observad cómo se siente un silencio expectante, cómo crecen las miradas llenas de emoción.
¿QUÉ TIENEN DE ESPECIAL LOS CUENTOS MARAVILLOSOS?
Los cuentos de hadas, o cuentos maravillosos tienen varios ingredientes que, combinados en su justa medida, consiguen captar la atención de niños y adultos. Siempre son los mismos, aunque varían en la dosis y en su momento de aparición.
Vladimir Propp (San Petersburgo, 1895 - Leningrado, 1970) hizo un análisis de la morfología de los cuentos y encontró 31 funciones recurrentes en todos los cuentos de hadas populares de diferente origen. Algunos de ellos son el alejamiento del hogar, la realización de una prueba, un viaje, una persecución o la victoria.
Y dichas funciones aparecen agrupadas en siete esferas: el agresor, el donante, el auxiliar, la princesa y el padre, el ordenante, el héroe y el antagonista.
Esta fórmula se cumple generalmente en los cuentos maravillosos, y la magia que interactúa entre los componentes genera admiración por parte de niños y adultos.
Pero los cuentos maravillosos, ¿tienen algún tipo de valor educativo?
LA IMPORTANCIA DE LOS CUENTOS DE HADAS
La Educación Infantil es una etapa llena de cambios que el niño debe afrontar para ir desarrollando su personalidad completamente.
A lo largo de este proceso, el niño tiene inquietudes, miedos y deseos que no es capaz de expresar abiertamente, y que se manifiestan de diversas formas en el día a día.
Bruno Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, explica como los cuentos maravillosos proporcionan una especie de catarsis muy beneficiosa para los niños de estas edades. Entre ellas, podemos destacar las siguientes:
- Permiten liberar al inconsciente del niño, ya que éste se ve reflejado en alguno de los personajes y se enfrenta de un modo imaginario a los problemas que van apareciendo.
- Desarrollan su intelecto.
- Estimulan su imaginación y la capacidad de resolver problemas.
- Ayudan a clarificar sus emociones y a entender algunos de los problemas de la infancia: frustraciones narcisistas, rivalidades fraternas, etc.
- Desarrollan su sentimiento de identidad y autovaloración, así como el sentido de obligación moral.
Normalmente, estos cuentos están protagonizados por personajes sencillos que tienen que enfrentarse a un dilema y demostrar su valía para obtener la recompensa final.
Las tramas son muy simples, y todos los personajes están bien definidos, casi sin aportar detalles que enreden la historia principal: "Había una vez un rey que tenía tres hijos". Ni nombres, ni descripciones innecesarias, ni datos del pasado. Importa el presente, el problema y cómo es resuelto.
Este tipo de estructura resulta fácil de seguir para los pequeños, y además rompen con la ambigüedad de la realidad.
En este caso, los cuentos maravillosos respetan la polarización de la mente infantil. El que es bueno, es bueno, y el que es malo, es malo. Esto es así, desde el principio hasta el final, y no se juega con la ambivalencia que sí existe en el mundo real. El niño sabe a qué atenerse y decide a quién se quiere parecer.
Otro de los aspectos positivos de los cuentos de hadas es que no se muestra únicamente el lado positivo de las cosas. Algunas personas son partidarias de disfrazar la infancia únicamente con momentos agradables, pero la realidad es que, en la vida, también hay momentos duros y difíciles.
Los cuentos nos enseñan que si adoptamos la actitud adecuada y nos enfrentamos a esos problemas, seremos capaces de superar los obstáculos y salir victoriosos al final.
Y nosotros, como maestros, queremos niños que sean capaces de ver sus capacidades y sus límites, que aprendan a lidiar con las dificultades y a ser fuertes para conseguir sus retos.
RESCATEMOS LA TRADICIÓN
Pero los cuentos de hadas no son sólo una gran herramienta educativa a nivel psicológico y emocional, también permiten un acercamiento a la tradición y a las fórmulas del habla popular que todavía hoy impregnan nuestra lengua.
Estos textos están llenos de refranes, frases hechas, onomatopeyas, adivinanzas, dichos, repeticiones, etc. que suponen una fuente inagotable de recursos para el aula, y que permiten el disfrute de niños y mayores. Por otro lado, ayudan a que nuestra herencia cultural no se pierda a lo largo de las generaciones y se sigan transmitiendo los juegos orales y las manifestaciones de la lengua popular.
A esta recuperación de la tradición, hay importantes contribuyentes.
Los hermanos Grimm, o Perrault reunieron muchos de los cuentos populares, permitiendo que no se perdieran a lo largo de los siglos donde la transmisión oral era la única vía posible.
A nivel nacional, Antonio Rodríguez Almodóvar también recopiló una serie de cuentos en sus "Cuentos al amor de la lumbre", entre los que encontramos cuentos maravillosos, de animales y de costumbres, divididos en dos tomos.
¿QUÉ PUEDO TRABAJAR EN EL AULA?
Los cuentos tradicionales tienen millones de posibilidades en el aula de infantil. Algunas de las propuestas para trabajarlos pueden ser:
- Narración del cuento de forma oral, o lectura del mismo en la asamblea.
- Completar las palabras o frases que faltan para construir el cuento.
- Dramatización de escenas o del cuento completo. Algunos de ellos, con carácter repetitivo, son idóneos para esta actividad.
- Inventar un final para el cuento
- Nos disfrazamos de los personajes.
- Nos imaginamos la identidad y las características de los personajes del cuento: cómo se llama, qué tipo de ropa lleva, cómo es su voz, qué le gusta comer, cuáles son sus aficiones.
- Inventamos versos y frases hechas.
- Escribimos pequeñas poesías: de amor, de valentía, hechizos mágicos.
- Elaboración de títeres y representación del cuento.
- Ordenar la secuencia de la historia (casi siempre tiene un hilo fácil de seguir).
- Buscar canciones instrumentales apropiadas para cada período de la historia: para los momentos felices, de miedo, de duda, etc.
- Desplazamientos por el espacio imaginando cómo caminarían los personajes: más rápido, más despacio, a saltos, con pasos pequeños o grandes, de puntillas, etc.
- Organizar una búsqueda del tesoro en el patio.
- Crear un amuleto contra el miedo.
Y todo lo que se os pueda ocurrir será, al igual que los cuentos, ¡maravilloso!